Dicen que un viaje se vive 3 veces: cuando lo planificas, cuando lo vives y cuando lo recuerdas. ¡Y es tan real! Así lo experimentó Kevin Valdivia, cuando en noviembre de 2022 tomó un avión desde Chile con destino El Cairo para ser parte de nuestro viaje grupal por este mágico destino.

Kevin es una de esas personas que vibran con cada poro de su piel durante un viaje. Su energía nos llenó de vida y nos hizo volver a sorprendernos con cada cosa que veíamos, porque él, de alguna forma, no hizo verlo diferente, nos regaló una nueva mirada. Y es que es justamente eso lo que nos llena el corazón en cada viaje que hacemos, en cada grupo que llevamos a descubrir el mundo y en cada persona que brilla y comienza a extender sus alas en medio de una nueva aventura.

En este texto Kevin nos habla con sentidas y hermosas palabras, de lo que fue su experiencia en este viaje: un sueño llamado Egipto.

Un sueño llamado Egipto – Testimonio de viaje por Kevin Valdivia

«¡Qué! ¿¡Pero qué tiene Egipto!?…»

Recordar la llamada de un amigo a las tres de la mañana, mientras estaba en el trabajo. Después de un eterno silencio, las palabras escaparon de mi boca: «quiero viajar el próximo año a Egipto» y cayó la lluvia de preguntas respectivas de «sí hice la tarea», las cuales respondí con un gran «no lo sé, solo sé que el próximo año estaré ahí». A medida que más leía y averiguaba, más lejano se transformaba, el idioma, las costumbres, la moneda, entre otras excusas que sabían a azúcar para mi mente. 

Mientras más se forjaba el camino, la pregunta se repetía: «¿Qué tiene Egipto?»

Y la respuesta sonaba ilógica: «porque es mi sueño».

«No sabía que estaba en Egipto hasta que las ví»

Ahí se encontraban, colosales e imponente, milenarias y silenciosas. Tantas fotos, documentales, videos no me prepararon para verlas, para sentir como invadía mi cuerpo una mezcla de sensaciones. Entrar a su interior solo hizo reafirmar mi amor por la arqueología y civilizaciones antiguas, fue traer a ese niño que leía libros de ruinas y dinosaurios, que hacían volar su imaginación con las descripciones de sus columnas, donde las exploraba, donde sabía más nombres de dioses que de apóstoles, donde…

…todos mis pensamientos fueron interrumpidos con una frase «…y esto solo es el primer día.»

«Antes de sacar las fotos, regálense diez minutos para contemplar el lugar…»

Egipto nos demostró qué es una ciudad caótica e impuntual con sus carreteras llenas de autos que no respetaban el orden, haciendo una cuestión de actitud poder cruzar una calle sin semáforos y las aglomeraciones de personas que atestaban todo el lugar.

A pocas horas del amanecer fui testigo de cómo las leyes humanas no se comparan a las leyes de la fe. Poder apreciar la sincronización de todo el flujo vehicular deteniéndose para rezar al amanecer, sentir como toda una ciudad se detuvo para orar, como toda una ciudad quedó atrapada en el tiempo, de cierta manera solo tenemos distintos enfoques.

A pesar de llevar un par de días, aún quedaba impresionado de la magnificencia de este lugar, aunque en este caso no era su milenaria cultura, sino, contemplar el alzar de los globos era algo hipnótico. Después dejar de lado el aspecto redes sociales, fotos, videos, todo lo que engloba nuestra sociedad actual. Solamente dedicarme este momento a flotar con mi música, mi visión y mi respiración.

«Se está quejando por levantarse temprano para ir al Luxor…»

La conciencia de ser y no ser, cuántas veces nos encontramos en una situación en que solamente vemos una queja, «me levanté temprano un fin de semana», «llegué para…», «estoy acá por…», cuando solamente vemos la queja, el panorama se vuelve nublado, insípido, incoloro. La vida en sí trata de matices, nunca es un negro absoluto o un blanco radiante, son márgenes de grises en los cuales nos movemos, cuando un día se nubla por quince minutos malos, negamos el resto. Al contrario, cuando solamente fueron cinco minutos de respiro de una guerra incesante, destacamos el momento sobre los demás, independiente del resultado, solo trata de los colores con los que pintas tu realidad.

«Tratando de perderme, para encontrarme…»

En el corazón de Kan El-Kalily entre vendedores y olores, se encuentra un café de cientos de ojos de espejos con sus marcos de bronces que te llevan a la época de su nacimiento en 1773, decorado con fotografías antiguas y humo de shisha, con sus exquisitos brebajes, puedes entender por qué el lugar inspiró tanto a escritores cómo políticos.

Si el café El Fishaway son los ojos del bazar, podemos decir que sus venas están iluminando con hermosas luces y místicos objetos, donde recorres locales que parecen verdaderos museos, artesanías únicas, donde pondrás a prueba el deporte nacional de este país que es el regateo, llegando a encontrar desde un imán hasta el amor si te dejas envolver por su aura.

Lo de amor le paso a una amiga, a mi no, que ya estoy demasiado viejo para eso.

¡Vive tu también la experiencia BALIBUTA y viaja a Egipto con nosotros en nuestro próximo grupal!

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